jueves, 31 de julio de 2014

La depresión postparto síntomas causas y complicaciones

Es normal que después de dar a luz tus emociones sean más intensas –las buenas y las malas– y te sientas decaída o cansada. Sin embargo, si los síntomas duran más de dos semanas y sientes que el peso es demasiado para tus hombros, puedes estar sufriendo depresión postparto.

¿Qué es la depresión postparto?

Se trata de depresión moderada o severa que se presenta luego de dar a luz. Por lo general empieza cerca de los tres meses post parto, pero puede darse inmediatamente o hasta un año después, y prolongarse por varios meses.
La depresión postparto afecta entre 10% y 15% de las mujeres en la etapa del puerperio (desde el parto hasta que vuelvas a tu estado normal antes de quedar embarazada, entre 45 y 60 días después del parto). Puede ser causada por factores hormonales, sociales o psicológicos (más información sobre este tema en Causas de la depresión postparto y quién está en mayor riesgo).

¿Lo que siento es normal o es depresión postparto?

Después de dar a luz, tienes una etapa de sentimientos extremos e inquietudes. Se le suele llamar tristezas de la maternidad o baby blues (en inglés) y se debe a los cambios hormonales, el reajuste a tu nueva vida y la emotividad de tener a tu bebé. Este tipo de trastorno es bastante común (afecta a 80% de las nuevas madres) y no es de mayor gravedad (desaparece en cuestión de unas semanas sin necesidad de tratamiento).
Con moderación, los siguientes síntomas son normales después de dar a luz:
  • Llanto.
  • Ansiedad.
  • Frustración.
  • Irritabilidad.
  • Cansancio.
  • Dificultad para dormir.
  • Dudas sobre tu capacidad para ser madre.
  • Un sentimiento de que la maternidad es una responsabilidad demasiado grande.
Estos síntomas por lo general desaparecen –al menos se reducen un poco o son superados por todos los sentimientos positivos de la maternidad– en cuestión de un par de semanas. Cuando estos síntomas son severos y se extienden por más de un mes, podría tratarse de una depresión postparto.

Síntomas de la depresión postparto

  • Los síntomas de la depresión postparto son similares a los de una depresión en cualquier otro momento de tu vida, agravados por los cambios en tu cuerpo y tu nueva responsabilidad como madre:
    • Cambios en el apetito (exceso o falta de apetito).
    • Deseos de aislarte o la sensación de soledad extrema.
    • Desinterés en cuidarte a ti misma.
    • Falta de interés en tus actividades.
    • Irritabilidad.
    • Falta de energía.
    • Pensamientos relacionados con muerte, suicidio o hacerte daño.
    • Dificultad para dormir o sueño excesivo.
    • Dificultad para concentrarte.
    • Problemas de memoria severos.
    • Dolores de cabeza u otras parte del cuerpo que no desaparecen.
    • Sentimientos de culpa.
    • Baja autoestima.
    • No disfrutas actividades que antes te daban placer.
    • Falta de motivación.
    • Dificultad para llevar a cabo tus tareas diarias.
    Otros síntomas se relacionan con tu actitud o tus sentimientos hacia el bebé:
    • Tienes dificultad para establecer el apego con tu bebé o te cuesta relacionarte con él.
    • No quieres estar a solas con el bebé porque no te sientes capaz de cuidarlo.
    • Tienes resentimientos hacia el bebé, lo culpas por tu situación o piensas en lastimarlo.
    • Te preocupas demasiado por el bebé, hasta el punto que su sola presencia te causa estrés.
    • Te arrepientes de tu embarazo y el nacimiento del bebé.
    Estos todos suenan como pensamientos muy extremos, pero son comunes y no pasan de ser pensamientos –por lo general no se concretan–, pero sí pueden evolucionar o ser más bien una complicación de la depresión postparto.

    La psicosis postparto y otras complicaciones de la depresión postparto

    Además de las posibles complicaciones de una depresión normal (como el riesgo que puede tener en tu salud, vida social, laboral y económica), durante el postparto tu condición puede también afectar a tu bebé, y ese es uno de los mayores riesgos.
    Si sufres depresión postparto quizá no seas capaz de cuidar a tu pequeño apropiadamente, seas negligente o le trasmitas sentimientos de frustración, inseguridad e ira. Las consecuencias en el desarrollo de tu bebé incluyen falta de apego, retrasos en su progreso físico, afectivo, de lenguaje y cognitivo, llanto inconsolable, y problemas de comportamiento durante la infancia. Por eso es importante que busques ayuda cuanto antes 
    En casos extremos, la depresión postparto puede convertirse en una psicosis postparto, que afecta de una a cuatro de cada mil mujeres después de dar a luz. Esta complicación incluye todos los síntomas de la depresión y además:
    • Alucinaciones (ver cosas y personas que no existen).
    • Confusión.
    • Cambios súbitos y extremos en tu estado de ánimo.
    • Intentos de lastimarte o lastimar a tu bebé.
    • Comportamiento errático o bipolar.
    Otra complicación, llamada desorden obsesivo-compulsivo postparto, lleva a las mujeres a tener miedos extremos. En la mayoría de los casos, este desorden se manifiesta como obsesión por la higiene y seguridad del bebé, que puede llevarte a tomar medidas como lavarte las manos constantemente hasta hacerte daño, cerrar con llave puertas y ventanas por temor a intrusos, ocultar armas en tu casa para defenderte o no bañar a tu bebé por miedo a que se ahogue.
    La psicosis postparto y el desorden obsesivo-compulsivo postparto pueden ser tratados con éxito, pero requieren atención psiquiátrica inmediata.
  • Como afrontar el estres de ser papás


    Padres primerizos: Cómo afrontar el estrés del cuidado del bebé

    Padres primerizos: Cómo afrontar el estrés del cuidado del bebé

    La llegada de un bebé es una las experiencias más gratificantes de la vida de una persona, pero también una de las más estresantes, especialmente para los padres primerizos, quienes se adentran en un mundo emocionante a la vez que desconocido, lleno de responsabilidades, dudas y algún que otro problema.

    Aunque los nueve meses de gestación ayudan a prepararse para la nueva vida que va a comenzar, la falta de tiempo, la incertidumbre o el desconocimiento de unos padres que por primera vez han de ocuparse de un pequeño y totalmente dependiente nuevo ser, provoca, en la mayoría de los casos, numerosos episodios de estrés.
    Una situación a la que no favorecen las noches en vela, los problemas con la lactancia, la recuperación física, los cambios en el estilo de vida, las nuevas responsabilidades, la preocupación por la conciliación laboral y familiar, etc. En definitiva, factores inevitables que harán del estrés el nuevo compañero de todo padre primerizo. No obstante, superarlo, aunque difícil, es fundamental tanto para la salud de la madre como de los que la rodean.
    Como afrontar el estrés
    • Tómate un tiempo para organizar tu jornada de forma eficiente. No está de más llevar una agenda con todo aquello que tienes que hacer. Clasifica las tareas pensando en aquellas que puedas hacer con tu niño, mientras le paseas, mientras le das de comer, etc. Eso sí, olvida los horarios fijos y los plazos estrictos. Asume que, especialmente al principio, no dispondrás de más de una hora seguida para ti.
       
    • Prioriza tareas y aprende a darle la importancia que merece a cada una. Sé menos exigente contigo misma y tus obligaciones domésticas. Tratar de hacer más cosas de las que realmente puedes llevar a cabo solo aumentará tu ansiedad. Sé realista. A medida que pasen los días serás capaz de reconocer el patrón de sueño de tu bebé y podrás organizarte mejor. Mientras tanto disfruta de tu bebé. Seguro que lo demás puede esperar.
       
    • Delega. Pide ayuda a tus familiares o amigos. No tengas reparo en pedir que te echen una mano cuando te pregunten. Cuando nace un bebé muchos se ofrecen a ayudar a la mamá con los quehaceres del bebé, dándoles el biberón, bañándoles, con el cambio de pañales… No digas que no. Pero si le estas dando el pecho y solo tú puedes alimentarle o prefieres ser tú quien le bañe o le vista, no dudes en pedir que te ayuden de otra forma, haciendo tus recados, algunas compras, etc. Por pequeña que parezca la ayuda, te quitará mucha carga de trabajo al final de la semana.
       
    • Busca tiempo para ti, para relajarte o desconectar de tu vida como mamá, ya sea sola, en pareja, con amigos… Estar en otro entorno, incluso con el bebé, te ayudará a desestresarte.
       
    • Utiliza un portabebés o un fular de porteo y lleva a tu pequeño siempre contigo. De esta forma, tanto en casa como fuera de ella, tendrás a tu hijo encima pero las manos libres para hacer multitud de cosas. Además, según algunas investigaciones, llevar al bebé en posición vertical y pegado a nuestro pecho evita cólicos, reflujos, episodios de llanto continuado, etc.
       
    • Hazte con una hamaquita o gandulita donde dejar al bebé cuando esté despierto mientras tú te encargas de otras faenas. Al estar incorporado el bebé se distrae, te ve, juega, y tú estás tranquila porque permanece seguro y contento.
       
    • Busca un hueco en tu día para hacer ejercicio. Mantenerse activa y en forma contribuye a dormir mejor y a combatir el estrés.
       
    • Sigue una alimentación variada y equilibrada. Te ayudará a sentirte mejor y a recuperar tu peso anterior.
       
    • Por la noche túrnate con tu pareja para recuperar horas de sueño. Puede darle biberones de leche materna extraída previamente o leche artificial, según fuera el caso. También puedes colocarte al bebé a tu lado en la cama y dormir con el pecho descubierto junto a él. Cuando tenga hambre se despertará y buscará el pezón él solo. En poco tiempo se servirá él mismo y ni siquiera te despertarás. Infórmate sobre el colecho seguro.
       
    • Mira todo desde otra perspectiva. Los problemas con el tiempo se ven siempre de otra forma. Piensa que esta etapa no durará siempre y que casi todas las madres han pasado por ella.
       
    • Ten en cuenta que los ataques de estrés son normales en los recién estrenados padres. Tener ciertos sentimientos de desánimo, de verse superado, de desesperación, de tensión… no significa que se sea mal padre o que no se sirva para ello. Pocos pueden decir que no han vivido alguna situación parecida cuando se estrenaron en la paternidad. Muchos confiesan incluso haber tenido ganas de agredir o agitar a su bebé en momentos desesperados. Sí, los bebés y los niños pequeños ponen a prueba la paciencia de cualquiera, pero esa no es la solución. En momentos como estos respira hondo, coloca al niño, aunque esté llorando, en un lugar seguro y sal de la habitación unos minutos. Vuelve cuando estés más calmado y cógelo en brazos.

       
    • Habla con tu pareja, con familiares, amigos u otras mamás de tus sentimientos, y expresa tus temores, pregunta tus dudas y no dejes de informarte acerca de todo aquello que necesites saber sobre el cuidado del bebé, la lactancia o tu recuperación. Si es necesario acude a un especialista.
    Depresión posparto
    Sentirse desbordada, triste, estresada, cansada, ansiosa, extenuada… es en cierto modo normal durante los primeros meses tras el parto. Pero si esta tristeza se agudiza hasta el punto de sentimos incapaces de continuar, de cuidar del bebé e incluso de una misma, podemos estar sufriendo una depresión posparto.
    La depresión posparto es un trastorno que se manifiesta después de dar a luz, generalmente a entre las 8 y catorce semanas tras el parto. Aunque en ocasiones puede aparecer pasados ocho meses o incluso al año.
    Los síntomas pueden llegar a ser muy graves y peligrosos para la vida del bebé. Se presentan comportamientos como tristeza, depresión, falta de apetito, irritabilidad, falta de concentración, sentimientos de inutilidad o de culpa, dificultad para dormir, pensamientos de suicidio, temor a quedarse sola con el bebé, a hacerle daño, falta de interés por el recién nacido, etc.
    Esta depresión temporal asociada al embarazo y al parto requiere de ayuda profesional,  terapia y/o tratamiento médico inmediato.
    El castigo ¿es realmente válido?

    El castigo ¿es realmente válido?

    El castigo ha sido la herramienta estrella en educación, tanto en las familias como en las aulas, durante años. Aquellos niños que no se comportaban como debían o no hacían las cosas de manera adecuada eran castigados. Si ha sido una herramienta tan utilizada es porque se podría decir que sus efectos, realmente, han podido ser válidos. Por medio del castigo se logra controlar ciertas situaciones o modificar conductas. De no haber sido así se habría extinguido hace tiempo.

    En la actualidad tiene una connotación negativa porque se ha utilizado en exceso e incluso, en algunos momentos, ha podido resultar abusivo, sobre todo, si nos referimos a los castigos físicos de los que se puede prescindir ya que existen otros modos de educar con consecuencias más eficaces y más productivas para el niño.

    Las nuevas pedagogías han apostado por otro estilo educativo con efectos muy positivos y eficaces. Se ha comprobado que el castigo tiene buenos efectos pero no se puede abusar de él porque entonces se convierte en algo tan habitual para los niños que pierde toda su eficacia. Si se utiliza constantemente el castigo como un estilo educativo podemos caer en el error de tachar al niño continuamente ante sus acciones y mostrarle únicamente las cosas que hace mal, pudiendo llegar a desmotivarle. Lo perjudicial es que con el castigo queda muy claro lo que no tienen que hacer y lo que no nos gusta como padres, pero muchas veces los niños no tienen claro qué tienen que hacer.

    Es importante no utilizar el castigo como única herramienta pero sí saber que es válido y utilizarlo de manera puntual para que tenga más efecto, sin olvidarnos de aplicarlo adecuadamente.

    Como padres tenemos, por lo tanto, que verlo desde un punto de vista diferente al que teníamos antes. Más que hablar de castigo, habría que considerarlo como una consecuencia  de sus actos. Los niños tienen que estar informados de que sus acciones tienen unas consecuencias, no de que se les castigará si no hacen algo. Informarles y hacerles ver esas consecuencias es fundamental. De esta manera, si no actúan como esperamos o como les corresponde, nosotros no seremos quienes les castiguemos, sino que serán ellos mismos los que recojan los frutos de lo que han sembrado. Este estilo educativo tiene unos resultados muy buenos porque no hablamos de castigo como tal, pero sí les hacemos conscientes y responsables de sus acciones.

    Dichas consecuencias tendrán que aplicarse de manera inmediata para que entiendan que es el resultado de su acción. Si se espera  a que pase tiempo o se aplican de manera prolongada no tendrán tanto efecto porque puede que incluso se les olvide el motivo por el que habían sido castigados.  Si por algún motivo no se puede llevar a cabo el castigo o las consecuencias al instante, en el momento que retomemos el tema habrá que explicarles la situación y recordarles o volverles a poner en la situación en la que no se han comportado de manera adecuada para hacerles conscientes y que relacionen siempre ese hecho con su comportamiento.

    Debemos  tratar que esas consecuencias sean acordes y vayan al mismo nivel de la acción. Por ejemplo, si un niño suspende no aprobará porque deje de ir a jugar al fútbol, que es lo que más le gusta. Creemos que haciéndole daño y tocando el punto más sensible para ellos pueden reaccionar mejor. Probablemente, reaccionará pero no implica que vaya a estudiar más y además, no es positivo eliminar buenos hábitos, como puede ser la práctica de un deporte, para corregir otros que no son tan buenos. Si no estudia deberá estudiar.

    Además, no nos interesa sólo que reaccionen en el momento sino que esa reacción sea duradera y que siempre se comporten del modo que esperamos o les estamos enseñando. Si les quitamos aquello que realmente les gusta, lo único que lograremos es desmotivarles. Por eso funciona mejor el refuerzo positivo, es decir, aprobar todas aquellas conductas que nosotros consideremos positivas, elogiarle por ello y por el esfuerzo que le ha podido suponer. Aprenderán así qué es lo que nos gusta de ellos, cómo tienen que actuar y se sentirán apreciados y valorados por nosotros.

    Educar en positivo
     implica cambiar nuestra mentalidad, y en lugar de comportarnos como jueces constantemente juzgando las conductas negativas y aplicando castigos, deberemos esforzarnos por observar todo lo que hacen bien y elogiárselo. Aquellos niños que están acostumbrados a estar castigados constantemente, con este otro estilo educativo, se pueden ver sorprendidos porque, en muchos casos, implica ignorar su conducta negativa y sólo reforzar las positivas. Podremos observar pronto cómo les gustará ese reconocimiento y causará efectos muy positivos en su comportamiento.

    Esta metodología, que se utiliza tanto en los hogares como en las aulas, tiene, realmente, efectos muy positivos. Sólo es cuestión de olvidarnos del castigo y centrarnos en el elogio. Esto no implica que en algunas ocasiones el castigo pueda ser necesario, pero utilizándolo de manera adecuada y de forma puntual.

    Las diez preocupaciones mas comunes de papás primerizos

    Las 10 preocupaciones más comunes de los padres primerizosComo recién estrenado padre habrás recibido consejos de todo el mundo acerca de cómo cuidar a tu bebé. Desde cómo dormirle por la noche, hasta cuándo necesitará su primer par de zapatos. Sin embargo ese aluvión de consejos no siempre es productivo. Demasiada información sobre lo que debe y no debe hacerse puede confundirte
    En muchos casos seguir los propios instintos puede ser el mejor camino.
    Desde cómo tratar su cordón umbilical hasta la conveniencia del chupete, te damos la respuesta a las 10 preocupaciones más frecuentes que suelen rondar la mente de los padres con la llegada de su primer bebé

    1. Tiene marcas en la piel ¿es grave?

    Muchos bebés presentan marcas de nacimiento, pero la mayoría desaparecen en unos pocos meses. Otras como los hemangiomas, pueden permanecer más tiempo y tardar varios años en desaparecer. El hemangioma comúnmente reconocido es una lesión cutánea visible de color rojo que puede aparecer de forma superficial o a un nivel más profundo.

    El bebé también puede presentar unas diminutas manchas en la nariz, llamadas manchas de leche, que sólo permanecerán un par de días. Otra de las afecciones cutáneas es la urticaria del neonato, un sarpullido parecido a una urticaria, que durará unos pocos días.

    2. Mi bebé no para de llorar ¿tendrá cólicos?
    No se sabe a ciencia cierta el origen de este comportamiento y suelen diagnosticarse cuando se han descartado todas las posibles dolencias. Lo más común es que los niños tengan cólicos al final de la tarde o la noche, entre las tres semanas de vida y los tres meses. Puede que estire las piernas o arquee la espalda como si sufriera algún dolor abdominal y se caracterizan por un llanto intenso y prolongado, imposible de consolar, y que pueden durar alrededor de tres horas, lo que resulta bastante irritante. Sin embargo no hay otro remedio que esperar y tratar de calmarle. Intenta tumbarle boca abajo sobre tu regazo, sujetándole la cabeza y masajea suavemente su espalda y sus piernas.


    3. ¿Cómo puedo calmar a mi bebé si no para de llorar? ¿O debo dejarle hasta que cese?
    A esta edad, no hay razón alguna para dejar a tu bebé llorar hasta que se canse. Todos los recién nacidos lloran cuando tienen hambre. Si crees que ya ha comido suficiente deja que chupe tu dedo o un chupete. Otras de las formas para afrontar su llanto pueden ser cambiarle los pañales, mecerle, dar un paseo con él en brazos o en un portabebés, cantarle o hablarle suavemente. Comprueba que no tenga frío o mucho calor. La mayoría de los bebés prefieren la regularidad en la alimentación y el sueño, procura respetar su rutina para que no ese altere.

    4. ¿Mimaré a mi pequeña cogiéndola en brazos constantemente?

    No, cogerla en brazos te ayudará a reforzar los vínculos con ella y confirmará que existe alguien que le reconforta cuando lo necesita. Después del primer mes tendrás que empezar a dejarle en su cuna o en el balancín para que aprenda a calmarse y dormirse por sí misma.

    5. Le doy el pecho, ¿pero puedo alternarlo con leche de fórmula?

    Lo aconsejable es darle el pecho exclusivamente al menos durante los primeros cuatro meses. De esta forma asegurarás las reservas de leche necesarias y tu bebé aprenderá a amamantar. Los beneficios de la leche materna son de sobra conocidos: le proporcionarán a tu recién nacido todos los nutrientes necesarios, además la leche contiene anticuerpos que fortalecen su sistema inmunitario. Por otro lado darle el pecho a tu bebé contribuirá a que pierdas peso y que tu útero involucione a su estado anterior. Transcurridos los primeros meses su padre o una cuidadora podrán encargarse de alimentarle con leche materna extraída o alternando con la de fórmula, según lo que prefieras. Pero no olvides que darle leche de fórmula con frecuencia reducirá tu producción de leche, ya que ésta es impulsada por la succión del bebé, por lo que si tienes pensado continuar dándole el pecho durante más tiempo opta por extraerte la leche.


    6. ¿Cuánto debo abrigar a mi bebé?
    Los niños no son capaces de regular la temperatura de su cuerpo hasta la edad de 6 años aproximadamente, por lo que vestir adecuadamente a un bebé es muy importante. Para dormir, la tendencia que prevalece es la de taparle demasiado, un error que puede provocar la deshidratación del niño o favorecer una sudoración excesiva con el resultado de un resfriado. En la cuna ponle prendas básicas (body y pijama) y altérnalas según la temperatura. Elige ropa ajustada de tal forma que sea imposible que se enrede en ella o le tape la cara impidiéndole respirar. En la calle, si hace frío lo ideal es que le pongas varias capas, así puedes ir despojándole o poniéndole prendas según lo necesite. Asegúrate de que sus pies y manos estén cubiertos. Cuando tenga más de 6 meses simplemente necesitará una capa más que un adulto en las mismas condiciones.

    7. Su pañal está impregnado de una sustancia amarillo-verdosa ¿es normal?
    Durante los dos o tres primeros días de vida, el recién nacido expulsará una sustancia pegajosa y espesa de color verde oscuro o negruzco, que no es más que el contenido intestinal del feto. Después de varios días, los bebés alimentados con leche materna, defecarán de 6 a 8 veces al día. Sus deposiciones serán suaves, de color amarillo o verdoso y tendrán un olor suave como a mantequilla.

    Las caquitas de los niños alimentados con leche de fórmula serán menos frecuentes (2-3 veces al día), además su aspecto variará: son más espesas y compactas, más oscuras y su olor es más fuerte y amargo.

    Si el bebé padeciera diarrea sus deposiciones serán líquidas y verdosas, pudiendo contener mucus y su ano estará irritado. Generalmente es causada por una infección y necesitará tratamiento. Ponte en contacto lo antes posible con tu pediatra, para evitar que el pequeño se deshidrate.

    8. ¡El cordón umbilical está supurando!

    El cabo del cordón umbilical suele secarse y caerse entre la primera y la segunda semana. Como es un posible foco de infección, debes mantenerlo siempre limpio y seco. Para ello dobla la parte de arriba del pañal hacia abajo, dejando el ombligo descubierto y expuesto al aire (los pañales de recién nacido ya vienen recortados). No te asustes si aparece un poco de sangre en el pañal cuando se le caiga el muñón umbilical, es normal. Algunos pediatras no recomiendan bañar al bebé hasta que no lo hayan perdido y aconsejan sólo asearles con una esponja sin mojar el ombligo. Cualquiera que fuese tu decisión lo importante es que después permanezca bien seco. Para facilitar la cicatrización aplica alcohol con una gasa estéril o el producto cicatrizante que te recomiende el pediatra, incluso un par de días después de que se haya despegado. En ningún caso trates de arrancárselo. Si notaras que la piel se enrojece, segrega un líquido oscuro, abundante sangre o tiene mal olor, acude al médico.

    9. ¿El chupete es bueno o malo?
    Ni una cosa ni la otra. El chupete tiene sus ventajas y sus inconvenientes pero lo que está claro es que a los bebés les gusta succionar y el chupete les ayuda a calmarlos. Te aconsejamos que si le das el pecho a tu pequeño esperes al menos hasta que ambos consigáis manejaros con la lactancia y tu bebé mame de forma fluida. Es decir alrededor de la cuarta o sexta semana. Procura quitarle el chupete al tiempo del destete, será mucho más sencillo. En cualquier caso nunca deberá usar chupete más allá de los 2 años o el desarrollo de su cavidad bucal se resentirá.

    10. ¿Debo deshacerme de mi perro?

    No necesariamente. Pero todo dependerá del tipo de mascota que se posea. En estas circunstancias debemos hacer caso al sentido común y pecar de cautos. Eso sí, mantén alejado a tu animal de la habitación del bebé y no le pierdas de vista en presencia del perro. Pero si tu mascota tiene antecedentes por haber gruñido o mordido a un niño, tendrás que buscarle un nuevo hogar.

    martes, 29 de julio de 2014

    Diez erroes que suelen cometer las madres primerizas

    1.- Esterilizar todo hasta que el bebé cumple un año

    Una buena higiene en los bebés es fundamental, sobre todo durante las primeras semanas de vida, pero no hay que obsesionarse. Lo que hay que intentar es que sus objetos estén bien limpios para que el bebé entre en contacto con un número determinado de bacterias que le ayuden a desarrollar sus propias defensas, pero no las suficientes como para que le provoquen una infección. Otra cosa son los niños prematuros, con ellos hay que extremar la higiene, sobre todo las primeras semanas de vida.

    2.- Abrigarle demasiado

    Los recién nacidos tienden a enfriarse, pero si les abrigamos demasiado sudan mucho. Además, se ha comprobado que aumenta el riesgo de asfixia y muerte súbita. Si la temperatura de la casa ronda los 20-22º el niño puede estar vestido con un body y un pelele entero de algodón, que le cubra los pies. Podemos saber si tiene frío si sus manos y pies están fríos o un poco amoratados. En ese caso conviene abrigarle más. Si suda por la parte del cuello y la cabeza, es que tiene calor y le quitaremos algo de ropa.

    3.- Mantener toda la casa en silencio cuando duerme de día

    Si mamá también aprovecha ese ratito para dormir y descansar, estupendo, pero si no, no es aconsejable hacerlo. Al cumplir el mes y medio, los patrones de sueño del bebé empiezan a relacionar los ciclos de luz-oscuridad y el pequeño está más predispuesto a dormir más tiempo por la noche. Por eso debe percibir la luz del sol y habituarse a los ruidos cotidianos de la casa durante las siestas para saber cuándo es de día. Además, si hay un silencio absoluto cuando el niño duerme, cualquier ruido le sobresaltará. Parar la actividad del resto de la familia durante el sueño del bebé no es bueno ni para el niño, ni para los padres.

    4.- Bañarle todos los días

    Los pediatras aseguran que con bañar a los bebés dos o tres veces a la semana es suficiente. Sobre todo en los que sufren dermatitis atópica, puesto que el manto graso de la piel se altera con el baño y pueden empeorar los síntomas. Si después de cada cambio de pañal limpiamos bien el culete del bebé con una esponja y le lavamos las manitas no es necesario usar la bañera a diario, y menos usar jabón (aunque sea muy suave) salvo que al pequeño le relaje el contacto con el agua calentita para dormir.

    5.- Dejarle llorar

    La teoría de que hay que dejar llorar a los niños porque si no se mal acostumbran no tiene ningún fundamento. Cuando un recién nacido llora debemos cogerle en brazos en seguida, consolarle e intentar averiguar qué necesita para proporcionárselo (mamar, que le cambien el pañal, arroparle, desarroparle...). Es la mejor manera de demostrarle que puede fiarse de sus padres porque estamos ahí cuando nos necesita.

    6.- No dejar que nadie le toque o le coja

    El miedo a que alguien enfermo contagie al niño si le besa o le coge en brazos es muy común en todas las madres, sean o no primerizas. Sin embargo, es de sentido común saber que si alguien está enfermo, no debemos llevar cerca de esa persona al pequeño para evitar contagios. También es normal que no queramos que le cojan desconocidos. Si la persona es sensata, no tiene por qué ofenderse.

    7.- Cambiarle de pecho antes de que termine

    La leche del final es la que más alimenta y sacia porque tiene más grasa que la del principio. Una vez que el bebé ha terminado (se sabe porque el pecho que acaba de soltar está completamente blando) se le pasa al otro pecho. Si el niño es muy pequeño es posible que se sacie enseguida. En ese caso hay que iniciar la siguiente toma por el pecho que no tomó o que tomó en segundo lugar. Para establecer una lactancia adecuada debe mamar y vaciar ambos pechos.

    8.- Raparle la cabeza para que le crezca el pelo más fuerte

    Los dermatólogos no recomiendan hacerlo, primero porque no es cierto que el pelo crezca más fuerte:crece exactamente igual. En segundo lugar, porque si el bebé es muy pequeño es posible que, al desaparecer el pelo, pierda calor corporal por la cabecita. Las características del pelo del bebé no serán definitivas hasta pasado su primer cumpleaños y dependen de su herencia genética.

    9.- Hacer caso solo de la abuela (y pasar del pediatra)

    Los tiempos cambian y lo que hace 30 años era ideal para los bebés, hoy ya no se recomienda. Aunque a veces echemos mano de la experiencia y sabiduría de nuestra madre, el pediatra es la persona que más conocimientos tiene sobre lo que es adecuado o no para nuestro hijo. En principio no deberíamos dudar de sus recomendaciones, ni sustituirlas por otras.

    10.- Hacerse la fuerte

    • Afrontar un parto e inmediatamente después el cuidado de nuestro hijo requiere un enorme esfuerzo físico, mental y emocional. Es normal que existan bajones en los que la madre cree que no puede con todo.
    • Tirar para adelante aun cuando no estamos bien por miedo a que piensen que no somos buenas madres no es bueno ni para la madre ni para el niño.
    • Admitir nuestras limitaciones, reconocer que estamos cansadas, que el cuidado del bebé nos agobia y nos angustia por la inexperiencia, y sobre todo, ser capaces de pedir ayuda cuando una situación nos desborda, ayuda a superar la situación y no nos hace más débiles. Al contrario, demuestra que somos humanas y sobre todo sensatas.


    ¿Qué hago para que mi bebé sufra menos con las inyecciones?


    Llama al médico antes de la visita en la cual tu bebé o niño pequeño recibirá la inyección y pregúntale si puedes darle una dosis de paracetamol (o acetaminofén) por adelantado para tratar de reducir al mínimo el dolor de la inyección. Si con esto no consigues el resultado que esperas, pregúntale si puedes administrarle paracetamol en el consultorio o en cuanto llegues a tu casa. 

    Si estás alimentando a tu bebé con leche materna, es buena idea darle el pecho mientras esté recibiendo las inyecciones o inmediatamente después para que se tranquilice. El amamantamiento es un poderoso calmante, porque combina la demostración de cariño, el contacto piel con piel, la succión y el sabor dulce de la leche, que es un antídoto tranquilizante frente al susto y el dolor de la aguja. 

    Si no tienes la alternativa de amamantarlo, intenta distraerlo tan pronto terminen de ponerle las inyecciones, acunándolo, hablándole o cantándole, o incluso bailando con él alrededor de la habitación. Llamar su atención con un juguete que lo divierta no estaría de más. 

    En mi consultorio, aconsejamos que los padres programen las vacunas con mucho cuidado. Si tu niño llegase a tener una reacción, sería conveniente que esté cerca de tu casa, donde pueda recibir la atención que necesite: ten esto en cuenta para cuando organices un viaje y planees fiestas de cumpleaños y otras actividades. 

    A la mayoría de los niños que manifiestan una reacción les ocurre durante la noche del día en que recibieron las inyecciones. La vacuna triple vírica (o MMR por sus siglas en inglés), no obstante, puede desencadenar fiebre o una erupción cutánea entre siete y 10 días después de la inyección, y algunos niños se sentirán un poco enfermos por uno o dos días. 

    Si estás decidida a hacer lo posible por reducir las molestias de tu niño, puedes consultarle al médico acerca de una crema llamada EMLA. Ésta es un anestésico de aplicación local que se coloca aproximadamente una hora antes de que se le administre la inyección. 

    Necesitarás una receta médica para poder comprar esta crema y la indicación de la hora aproximada de aplicación de la inyección o inyecciones para poder prever el momento en que se la debes de poner. 

    Varios estudios demuestran que la crema EMLA es eficaz en minimizar el dolor, tanto durante el momento de la inyección como después. (En mi consultorio, habitualmente no solemos usar estos productos porque no nos consta que ayuden mucho). 

    También puedes consultarle al médico acerca de las vacunas combinadas, las cuales pueden reducir el número total de inyecciones que reciba tu niño. Una de ellas, conocida con el nombre de Pentacel combina las vacunas que inmunizan frente a la difteria, el tétanos y la tos ferina o pertussis acelular (triple bacteriana o DTaP), la hepatitis B y la poliomielitis, de modo que tu niño recibirá una inyección en lugar de las tres habituales.

    Beneficios y recomendaciones de la matronatación

    Desde hace algunos años, el tópico de que no era recomendable llevar a los niños a clases de natación hasta que cumplieran los cuatro años ha desaparecido. Ahora los bebés aprenden a moverse en el agua incluso antes de saber gatear o andar gracias a la matronatación, una forma de estimulación acuática con beneficios muy positivos para el desarrollo del bebé. Antes de apuntar a tu bebé a clases de matronatación, es imprescindible que consultes con tu pediatra para que constate que el pequeño puede acudir a la piscina.

    Beneficios de la matronatación para los bebés

    Clase de matronatación
    Además de relajar a los bebés -favoreciendo que se les abra el apetito, concilien mejor el sueño y estén de buen humor-, las clases de matronatación tienen muchas más ventajas, tanto a nivel físico como social y emocional:
    - Favorece el desarrollo psicomotor.Aunque todavía no camina o gatea, el bebé se mueve con libertad dentro del agua y comienza a tener nociones del espacio y las distancias.
    - Ayuda al desarrollo de su aparato locomotor, mejorando el rendimiento muscular y favoreciendo la movilidad y la rapidez.
    - Fortalece el aparato respiratorio. El agua exige un mayor esfuerzo respiratorio, por lo que el bebé fortalecerá sus pulmones durante las clases.
    - Estimula la capacidad observadora y de juego del bebé, lo que repercutirá positivamente en otros aprendizajes futuros y fomentará su creatividad.
    - Aumenta y favorece el vínculo entre padre y/o madre y el bebé. El bebé compartirá con sus padres una experiencia divertida y enriquecedora, toda una aventura que le hará unirse emocionalmente mucho más a ellos. Además entre ellos se creará un vínculo de confianza porque el niño necesita de sus padres para poder mantenerse en el agua de forma segura.
    - Ayuda a aprender a compartir y realizar actividades con otras personas, aumentando su confianza a la hora de comunicarse y socializarse.

    Recomendaciones para favorecer la adaptación del bebé al agua

    El bebé necesitará un tiempo para aclimatarse al agua. Puedes ayudarle durante su baño diario dejándole que se divierta con juguetes sumergibles -luego puedes llevarlos a la piscina para que asocie el juguete con el agua y la diversión- y mojándole la carita para que cuando empecéis las clases y se salpique ya conozca esa sensación. Cuando lleguéis el primer día a la piscina, coge al bebé en brazos, pégalo a tu pecho y háblale en un tono tranquilizador, explicándole que no debe tener miedo porque está con su mamá y/o papá. Pasea mientras con él por el agua y poco a poco le vas mojando. Así cogerá confianza, se sentirá cómodo en el agua y se divertirá mientras aprende a flotar y manejarse con soltura en el medio acuático.

    Los requisitos que debe cumplir la piscina

    El bebé va a descubrir un mundo al que no está acostumbrado. La piscina es algo totalmente nuevo para él, y lo más importante es que desde el primer momento se sienta cómodo en el agua, evitando los sustos que puedan crearle alguna fobia. Es importante que la piscina tenga una temperatura aproximada de 32 grados -para evitar que el bebé coja frío en el agua- y que el nivel de cloro esté entre el 0,5 y el 0,6 por cierto - el exceso de cloro puede causar asma y dañar los pulmones los pequeño -.
    Además, la zona donde vas a cambiar de ropa a tu bebé debe estar igualmente climatizada y es recomendable que no esté muy alejada de la piscina para evitar que el bebé se enfríe en el trayecto.

    La matronatación

    La matronatación. Madre y bebé nadan juntos

    Los beneficios y ventajas de la Matronatación

    Los bebés disfrutan mucho en el agua. La natación es el deporte más completo y el primero que se puede empezar a practicar, incluso antes de que los bebés aprendan a andar o a gatear. Hasta hace algunos años, los doctores y expertos no recomendaban llevar a los niños a clases de natación hasta que no cumplieran los cuatro años, pero desde hace algunos años ha aparecido un tipo de natación para bebés muy recomendable: la matronatación. 

    Ejercicios de estimulación en el agua con el bebé

    Natación para bebés
    La matronatación no son clases para que los bebés aprendan a nadar, entre otras cosas, porque no es hasta aproximadamente los cuatro de edad cuando el aparato locomotor está lo suficientemente desarrollado como para nadar. La matronatación es una actividad que busca la estimulación acuática del bebé por medio de una serie de juegos que le permiten aprender a flotar y moverse por el agua con la ayuda de sus padres.
    En este método es fundamental el papel del padre o de la madre dentro del agua. Mediante la orientación técnica del profesor encargado de la actividad, los padres participan en la aventura acuática de su bebé. Además este contacto reforzará el vínculo inicial entre los progenitores y los bebés, viviendo una experiencia original, única e irrepetible.

    ¿Con qué edad se debe iniciar en la matronatación?

    La edad para que los bebés comiencen a dar clases de matronatación no está claramente definida. Lo que recomiendan los expertos es que se espere hasta que el bebé tenga cuatro meses, ya que es a esa edad cuando termina de madurar el sistema inmunológico de los pequeños, y el riesgo de padecer otitis o resfriarse es menor. El Comité de Medicina Deportiva y Entrenamiento de la Academia Americana de Pediatría se opuso durante muchos años a que los niños menores de 4 años dieran clases de natación, basándose en que consideraban que los riesgos de la matronatación, - como el enfriamiento del niño, posibilidad de intoxicación hídrica e infecciones -, y la falsa sensación de seguridad que podría producir en algunos padres el hecho de que sus hijos serían capaces de nadar y de autocuidarse en el agua eran francamente perjudiciales a la salud del niño. Pero desde el años 2000 esa postura ha cambiado drásticamente: el Comité declaró que los riesgos pueden ser evitados mediante precauciones y medidas de seguridad.

    ¿Cómo son las clases de matronatación?

    Cada clase de matronatación varia según la escuela. Por lo general duran entre 30 y 45 minutos, dependiendo de la resistencia y los reflejos del bebé. Además de la ayuda de los padres y los monitores, se emplean materiales didácticos como pelotas o tablas adecuadas a la edad de los bebés.

    Viajar en avión con el bebé

    Viajar en avión con el bebé

    Si vas a hacer un viaje en avión con tu bebé, es importante que te organices con tiempo y tengas en cuenta una serie de pautas para conseguir que ésta sea una buena experiencia para tu pequeño.
    Patricia Morcillo

    ¿Este verano vuestras vacaciones incluyen un viaje en avión con el bebé?
    Tómatelo con tranquilidad y piensa que todo irá bien si lo planificas con tiempo y tienes en cuenta varios consejos.
    Lo primero es elegir la compañía más adecuada. Y después, organizar el día del viaje pensando en tu hijo.
    ES ESENCIAL PLANIFICAR BIEN
    Para planificar el viaje en avión con el bebé, pide en la agencia que te informen sobre lasprestaciones para los más pequeños y sobre las restricciones que aplican las distintas compañías aéreas.
    Infórmate sobre las condiciones
    • En general, las aerolíneas consideran bebé al niño de entre cero y dos años sin cumplir.
    • Puede viajar sentado en las piernas de sus padres con un cinturón de seguridad especial, pagando sólo el 10% del pasaje.
    • Eso sí, si el vuelo es largo, es más cómodo que vaya en su propio asiento (os darán un sistema homologado adaptado al peso y tamaño del niño); cuesta el 50% de la tarifa normal.
    • Mejor reserva los asientos que están delante en la cabina de clase Turista, justo detrás de los de Primera (hay más espacio).
    PREPARA SU EQUIPAJE
    Prepara una bolsa de mano con todas las cosas que pueden ser útiles durante el vuelo.
    Por ejemplo, no derían faltar: su comida (piensa en más de una toma por si hay retrasos), dos cambios de ropa, pañales de sobra, toallitas húmedas, baberos desechables, una mantita, crema hidratante y suero fisiológico, un abrigo (por el aire acondicionado) y su chupete y el biberón de agua.
    Y no olvides algunos juguetes para mantenerle entretenido y evitar que se agobie.
    Ya sabes que debes estar en el aeropuerto con 60 minutos de antelación si es un vuelo doméstico y con 90 si es internacional.
    Pero con un bebé tan pequeño es lógico que surjan imprevistos, así que elige un vuelo que no os obligue a madrugar demasiado y que te dé margen de maniobra.
    Además, deja preparado todo el equipaje la noche anterior, incluida la documentación: DNI o pasaporte de todos, Libro de Familia, tarjetas sanitarias...
    EL DÍA DEL VUELO
    Llega al aeropuerto con tiempo suficiente para facturar las maletas sin agobios.
    Actualmente hay carritos de bebé que pueden facturarse como equipaje de mano.
    Si no, lo más probable es que tu compañía te permita llevar el carrito hasta la entrada del avión; allí una azafata te lo recogerá para llevarlo a la bodega y cuando lleguéis al destino te lo devolverán con el resto del equipaje.
    Para que el tiempo de espera se os haga más corto, en muchos aeropuertos hay zonas específicas para los más pequeños que ofrecen prestaciones como cunas, cambiadores, salas de lactancia y de juegos.
    Y cuando tengáis que subir al avión, no te pongas nerviosa, la mayoría de las compañías ofrecen embarque prioritario para las familias con niños pequeños.
    Una vez a bordo, mantén a tu bebé en posición vertical y ponle el chupete o dale su toma de leche al despegar y aterrizar, ya que el acto de succionar y tragar evita que se le taponen los oídos con el cambio de presión atmosférica.
    Durante el viaje, ofrécele agua a menudo; el aire del avión es muy seco y deshidrata.
    Si sigues estos consejos y estás tranquila, el primer vuelo de tu bebé transcurrirá sin problemas y será una experiencia agradable para todos.

    La invaginación

    Preguntas sobre la invaginación

    La invaginación intestinal es la causa más común de obstrucción intestinal en niños de entre tres meses y seis años de edad y además afecta más a los niños que a las niñas.

    Preguntas sobre la invaginación

    1. ¿QUÉ ES LA INVAGINACIÓN?
    Se denomina así a la introducción de una parte del intestino dentro de otra (de forma similar a cuando se pliega un catalejo).Si esto sucede, las paredes del intestino presionan una contra otra, se inflaman, disminuye el riego sanguíneo de la zona y acaba produciéndose una obstrucción intestinal.
    2. ¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?
    Dolor intenso, tipo cólico, que surge en crisis y que aumenta en intensidad y duración. El niño no encuentra consuelo y entre una crisis y otra, está pálido y muy decaído. El abdomen puede estar hinchado y aparecen vómitos, de color amarillo verdoso. A veces hay sangre en las heces, como mermelada de fresa.
    3. ¿ES COMO LOS CÓLICOS?
    No. La diferencia está en que entre un episodio de cólicos y otro, el niño se encuentra bien y participativo. Durante la invaginación, el niño está amodorrado entre una crisis y otra, no le interesa nada, tiene la respiración muy rápida y el pulso débil y acelerado. Destaca su palidez y su malestar general.
    4. ¿A QUIÉN AFECTA MÁS?
    De aparecer, este problema afecta más a los niños que a las niñas (es tres veces más frecuente en ellos). Es más común entre los 5 y los 10 meses (edad en la que ya no hay cólicos) y es más difícil, aunque no imposible, que surja después de los 2 años. En cuanto a la época, es más habitual durante la primavera y en el otoño.
    5. ¿QUÉ CAUSAS LA PROVOCAN?
    Debido a su carácter estacional, se ha relacionado la invaginación con infecciones virales, sobre todo con virus respiratorios, y con episodios de gastroenteritis previos que pueden inflamar la mucosa que recubre el interior del intestino. Pero no se ha establecido una causa clara que desencadene el proceso.

    La fimosis

    Fimosis

    Todos los niños nacen con un cierto grado de fimosis. Empieza a ser preocupante si no se corrige antes de los 3 años.
    1. ¿Qué es y a quiénes afecta?
      La fimosis afecta sólo a los niños. Es una estrechez del orificio del prepucio, la piel del pene que cubre el glande, y que impide la salida del glande. En algunos casos dificulta la evacuación de la orina y puede causar inflamación e infección. Todos los niños nacen con cierto grado de fimosis, que se corrige sola, por eso sólo empieza a preocupar a partir de los 3 años de edad (antes, si se ha producido alguna incidencia). El pediatra indicará la solución más adecuada para corregir el problema.
    2. ¿Es igual que las adherencias?
      No hay que confundir la fimosis con las adherencias de la piel del prepucio, que son muy habituales en los bebés y que suelen solucionarse con la higiene diaria.
    3. ¿Cuándo hay que tratarla?
      Depende de cada caso. El médico establece el tratamiento cuando surge una balanitis: al miccionar, el niño retiene algunas gotas que pueden fermentar y provocar la inflamación del prepucio. También, cuando la piel prepucial está tan cerrada que dificulta la salida de la orina y se hincha como un globo (fimosis extrema). Y cuando la madre, al retraer el prepucio para limpiar el pene, provoca al niño de forma involuntaria pequeñas heridas. Estos cortes cicatrizan y cierran todavía más el anillo prepucial, ocasionando una fimosis cada vez más importante.
    4. ¿Nos sirven las cremas?
      En caso de fimosis manifiesta, la cirugía es el único remedio válido. Las cremas con corticoides sólo eliminan pequeñas adherencias al glande. Hay que recordar que estos productos tienen efectos secundarios, de ahí la necesidad de utilizarlos siempre bajo la indicación y la dosis aconsejada por el especialista.
    5. ¿Cómo es la cirugía?
      Consiste en extirpar el anillo estrecho de la piel del prepucio y suturar con material reabsorbible (un compuesto de ácido poliglicólico que acorta la recuperación). La circuncisión es la única técnica quirúrgica válida para la operación de fimosis.
    6. ¿Cómo le operarán?
      La intervención es relativamente sencilla. Requiere ingreso hospitalario, de un máximo de ocho horas, y precisa anestesia general suave durante la operación. Después, en casa se recomiendan los analgésicos infantiles más habituales para calmar las molestias del postoperatorio.
    7. ¿Las curas son incómodas?
      El método es sencillo. Hay que utilizar una gasa impregnada en vaselina estéril para ponerla encima del pene y sujetarla con el calzoncillo o el pañal. Cuando el niño orine hay que cambiarle la gasa. Se puede duchar sin problemas. El dolor tras la operación aumenta en relación a la edad. Es decir, estará más cómodo un niño de 3 años que otro de 7. En tres días podrá ir al colegio, ya que habrán disminuido mucho las molestias.
    8. ¿Al orinar se le puede infectar la herida?
      Al niño le suele dar miedo hacer el primer pis tras la operación, porque piensa que le va a doler, pero olvida el temor cuando necesita miccionar. Recordemos que la orina es estéril, es decir, permanece libre de gérmenes patógenos. En poco tiempo sanará sin inconvenientes.
    9. ¿Y si se complica el postoperatorio?
      En dos o tres días el niño puede hacer vida normal, correr y jugar. Es posible que si en esos días recibe un golpe fuerte en la zona, le sangre un poco. Habitualmente el proceso se detiene de manera espontánea. En caso contrario, tendrá que acudir al médico para adoptar medidas rápidas al respecto. Aun así, los casos que precisan nueva cirugía son poco habituales.
    10. ¿Qué es la parafimosis?
      Resulta de una complicación de la fimosis. Aparece con poca frecuencia. Se produce cuando la piel prepucial se retrae y aprieta tanto la base del glande que éste no puede volver a introducirse. La maniobra para corregirlo (sólo puede hacerla el médico) consiste en apretar el glande con los dedos índice y medio de una mano, para introducirlo, estirando del prepucio con los dedos de la otra. Si el método manual falla, el cirujano pediatra lo intervendrá con un pequeño corte para subirlo.