jueves, 31 de julio de 2014

Como afrontar el estres de ser papás


Padres primerizos: Cómo afrontar el estrés del cuidado del bebé

Padres primerizos: Cómo afrontar el estrés del cuidado del bebé

La llegada de un bebé es una las experiencias más gratificantes de la vida de una persona, pero también una de las más estresantes, especialmente para los padres primerizos, quienes se adentran en un mundo emocionante a la vez que desconocido, lleno de responsabilidades, dudas y algún que otro problema.

Aunque los nueve meses de gestación ayudan a prepararse para la nueva vida que va a comenzar, la falta de tiempo, la incertidumbre o el desconocimiento de unos padres que por primera vez han de ocuparse de un pequeño y totalmente dependiente nuevo ser, provoca, en la mayoría de los casos, numerosos episodios de estrés.
Una situación a la que no favorecen las noches en vela, los problemas con la lactancia, la recuperación física, los cambios en el estilo de vida, las nuevas responsabilidades, la preocupación por la conciliación laboral y familiar, etc. En definitiva, factores inevitables que harán del estrés el nuevo compañero de todo padre primerizo. No obstante, superarlo, aunque difícil, es fundamental tanto para la salud de la madre como de los que la rodean.
Como afrontar el estrés
  • Tómate un tiempo para organizar tu jornada de forma eficiente. No está de más llevar una agenda con todo aquello que tienes que hacer. Clasifica las tareas pensando en aquellas que puedas hacer con tu niño, mientras le paseas, mientras le das de comer, etc. Eso sí, olvida los horarios fijos y los plazos estrictos. Asume que, especialmente al principio, no dispondrás de más de una hora seguida para ti.
     
  • Prioriza tareas y aprende a darle la importancia que merece a cada una. Sé menos exigente contigo misma y tus obligaciones domésticas. Tratar de hacer más cosas de las que realmente puedes llevar a cabo solo aumentará tu ansiedad. Sé realista. A medida que pasen los días serás capaz de reconocer el patrón de sueño de tu bebé y podrás organizarte mejor. Mientras tanto disfruta de tu bebé. Seguro que lo demás puede esperar.
     
  • Delega. Pide ayuda a tus familiares o amigos. No tengas reparo en pedir que te echen una mano cuando te pregunten. Cuando nace un bebé muchos se ofrecen a ayudar a la mamá con los quehaceres del bebé, dándoles el biberón, bañándoles, con el cambio de pañales… No digas que no. Pero si le estas dando el pecho y solo tú puedes alimentarle o prefieres ser tú quien le bañe o le vista, no dudes en pedir que te ayuden de otra forma, haciendo tus recados, algunas compras, etc. Por pequeña que parezca la ayuda, te quitará mucha carga de trabajo al final de la semana.
     
  • Busca tiempo para ti, para relajarte o desconectar de tu vida como mamá, ya sea sola, en pareja, con amigos… Estar en otro entorno, incluso con el bebé, te ayudará a desestresarte.
     
  • Utiliza un portabebés o un fular de porteo y lleva a tu pequeño siempre contigo. De esta forma, tanto en casa como fuera de ella, tendrás a tu hijo encima pero las manos libres para hacer multitud de cosas. Además, según algunas investigaciones, llevar al bebé en posición vertical y pegado a nuestro pecho evita cólicos, reflujos, episodios de llanto continuado, etc.
     
  • Hazte con una hamaquita o gandulita donde dejar al bebé cuando esté despierto mientras tú te encargas de otras faenas. Al estar incorporado el bebé se distrae, te ve, juega, y tú estás tranquila porque permanece seguro y contento.
     
  • Busca un hueco en tu día para hacer ejercicio. Mantenerse activa y en forma contribuye a dormir mejor y a combatir el estrés.
     
  • Sigue una alimentación variada y equilibrada. Te ayudará a sentirte mejor y a recuperar tu peso anterior.
     
  • Por la noche túrnate con tu pareja para recuperar horas de sueño. Puede darle biberones de leche materna extraída previamente o leche artificial, según fuera el caso. También puedes colocarte al bebé a tu lado en la cama y dormir con el pecho descubierto junto a él. Cuando tenga hambre se despertará y buscará el pezón él solo. En poco tiempo se servirá él mismo y ni siquiera te despertarás. Infórmate sobre el colecho seguro.
     
  • Mira todo desde otra perspectiva. Los problemas con el tiempo se ven siempre de otra forma. Piensa que esta etapa no durará siempre y que casi todas las madres han pasado por ella.
     
  • Ten en cuenta que los ataques de estrés son normales en los recién estrenados padres. Tener ciertos sentimientos de desánimo, de verse superado, de desesperación, de tensión… no significa que se sea mal padre o que no se sirva para ello. Pocos pueden decir que no han vivido alguna situación parecida cuando se estrenaron en la paternidad. Muchos confiesan incluso haber tenido ganas de agredir o agitar a su bebé en momentos desesperados. Sí, los bebés y los niños pequeños ponen a prueba la paciencia de cualquiera, pero esa no es la solución. En momentos como estos respira hondo, coloca al niño, aunque esté llorando, en un lugar seguro y sal de la habitación unos minutos. Vuelve cuando estés más calmado y cógelo en brazos.

     
  • Habla con tu pareja, con familiares, amigos u otras mamás de tus sentimientos, y expresa tus temores, pregunta tus dudas y no dejes de informarte acerca de todo aquello que necesites saber sobre el cuidado del bebé, la lactancia o tu recuperación. Si es necesario acude a un especialista.
Depresión posparto
Sentirse desbordada, triste, estresada, cansada, ansiosa, extenuada… es en cierto modo normal durante los primeros meses tras el parto. Pero si esta tristeza se agudiza hasta el punto de sentimos incapaces de continuar, de cuidar del bebé e incluso de una misma, podemos estar sufriendo una depresión posparto.
La depresión posparto es un trastorno que se manifiesta después de dar a luz, generalmente a entre las 8 y catorce semanas tras el parto. Aunque en ocasiones puede aparecer pasados ocho meses o incluso al año.
Los síntomas pueden llegar a ser muy graves y peligrosos para la vida del bebé. Se presentan comportamientos como tristeza, depresión, falta de apetito, irritabilidad, falta de concentración, sentimientos de inutilidad o de culpa, dificultad para dormir, pensamientos de suicidio, temor a quedarse sola con el bebé, a hacerle daño, falta de interés por el recién nacido, etc.
Esta depresión temporal asociada al embarazo y al parto requiere de ayuda profesional,  terapia y/o tratamiento médico inmediato.

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