martes, 22 de julio de 2014

Infección de orina, sintomas, tratamiento, como prevenirla

¿Qué es una infección de orina?

Una infección urinaria es una infección bacterial que puede afectar cualquier parte de las vías urinarias. Esto incluye los riñones (que producen la orina), los uréteres (los conductos que llevan la orina desde los riñones hasta la vejiga), la vejiga (que almacena la orina hasta que el cuerpo está listo para vaciarla) y la uretra (el conducto que lleva la orina desde la vejiga hacia el exterior). 

Normalmente la orina recorre ese camino sin dificultad. No obstante, cuando entran bacterias en la orina, que provienen de la piel de alrededor de los genitales o del recto, o que llegan a través del torrente sanguíneo, se puede producir una infección e inflamación en cualquier punto a lo largo del recorrido. 

Alrededor del 8 por ciento de las niñas, y el 2 por ciento de los niños, tienen como mínimo una infección urinaria durante la infancia. Aunque antes del primer año de vida, las infecciones urinarias son más comunes en los niños que en las niñas. 

Llama al médico si sospechas que tu bebé tiene una infección. Si bien las infecciones urinarias son por lo general fáciles de curar, si no reciben ningún tratamiento pueden producir daños permanentes en los riñones e incluso insuficiencia renal. 

Los médicos dicen que los niños menores de 2 años son más propensos a sufrir daños graves que niños mayores, por eso es importante detectar y tratar las infecciones urinarias en los bebés lo más pronto posible. 

¿Cuáles son los síntomas de una infección urinaria?

Para muchos bebés, una fiebre de origen desconocido es el único indicio. Alrededor del 5 por ciento de los bebés que tienen fiebre sin ningún otro síntoma, padecen infección urinaria. La ausencia de otros síntomas explica que tantas infecciones urinarias en los niños transcurran sin ser detectadas, de acuerdo con la Academia Estadounidense de Pediatría. 

En algunos casos, un bebé puede mostrar otros síntomas (con o sin fiebre), que incluyen: 

  • Alguna señal de que orinar le resulta doloroso, por ejemplo si llora cuando orina.
  • Orina con olor raro.
  • Orina turbia o con presencia de sangre.
  • Irritabilidad de origen desconocido y persistente.
  • Vómitos.
  • Rechazo a los alimentos.
  • Diarrea.

¿Qué hará el médico?

El médico te preguntará acerca de los síntomas de tu bebé y lo examinará. Puede que quiera conocer los antecedentes familiares de infecciones urinarias, porque la tendencia a padecerlas puede ser heredada genéticamente. 

Si el médico sospecha que puede haber una infección urinaria, tomará una muestra de orina para analizar la presencia de una infección e inflamación a través de un análisis de orina y cultivo de orina. Es importante que el médico verifique si se trata de una infección urinaria, y determine qué tipo de bacterias están causando la infección, para así poder recetar el antibiótico correcto. 

Lo que complica las cosas es que hay que tomar una muestra de orina "estéril", o sea, que no esté contaminada por las bacterias que están siempre presentes en la piel de tu hijo. Esto no es fácil de conseguir con un bebé o un niño pequeño, que no puede orinar justo en el momento en que se le pide o de acuerdo con instrucciones especiales. 

Lo más probable es que el médico utilice una sonda para obtener una buena muestra. Limpiará la zona genital del niño con una solución estéril y luego le insertará una sonda a través de la uretra para recoger la orina directamente de la vejiga. Es probable que tu bebé llore durante el procedimiento, pero este es seguro y común, aunque puede ser incómodo. Dicho procedimiento se realiza en menos de un minuto. 

Otra opción, que se usa con menos frecuencia, consiste en recoger la orina directamente de la vejiga introduciendo una aguja en la parte inferior del abdomen. 

Es posible que el doctor obtenga resultados preliminares a través de una tira reactiva de orina o al examinar la orina con un microscopio en el consultorio. Si el médico observara evidencia de infección a partir de los resultados iniciales, puede ser que decida comenzar el tratamiento de forma inmediata. Los resultados del laboratorio pueden tardar uno o dos días. 

El médico también puede recomendar otros análisis, ya que las infecciones urinarias pueden ser señal de algún problema en las vías urinarias. Entre otras complicaciones que ocasionan las infecciones urinarias se incluyen: obstrucciones y una afección denominada reflujo vesicoureteral, en la que la orina viaja en sentido contrario desde la vejiga hacia los riñones. 

El reflujo vesicoureteral se manifiesta en un 30 a 40 por ciento de los bebés y niños pequeños que tienen infecciones urinarias. 

Los análisis que te podrían recomendar para ver si hay alguna anormalidad que esté causando la infección urinaria incluyen: 

  • Una ecografía (ultrasonido), la cual utiliza ondas sonoras para mostrar una imagen de los riñones y la vejiga.
  • Una cistouretrografía miccional, que mostrará si la orina está retrocediendo desde la vejiga hacia los riñones. Durante una cistouretrografía miccional, se toman radiografías, luego se introduce una sonda en la vejiga a través de la uretra. Se coloca un líquido de color dentro de la vejiga por medio de la sonda, y se toman más radiografías para observar el colorante cuando la vejiga se llena y tu bebé orina. El proceso lleva alrededor de 20 minutos.
  • Una gammagrafía, que es similar a la cistouretrografía miccional pero usa líquidos radioactivos.

¿Cómo se trata una infección urinaria?

Lo más probable es que el doctor recete antibióticos líquidos, con instrucciones para que le administres a tu bebé entre una y cuatro dosis diarias durante un periodo de hasta dos semanas, lo que dependerá del medicamento en cuestión. 

Incluso si el bebé empieza a sentirse mejor al cabo de unos días, continúa dándole todo el medicamento hasta que se acabe. Si no lo haces, las bacterias que producen la infección urinaria podrían no eliminarse por completo y la infección podría volver a aparecer de manera más agresiva, causando que tu bebé empeore. 

Si tu bebé está muy enfermo y no puede comer ni beber, tendrá que pasar algunos días en el hospital para que le administren tratamiento por vía intravenosa. Los bebés de menos de 30 días con infección urinaria también suelen necesitar internación para recibir el tratamiento. 

¿Qué pasa si el médico detecta un problema más grave?

Si el médico determina que tu bebé tiene una obstrucción en las vías urinarias, posiblemente necesite recurrir a una cirugía para solucionar el problema. En algunos casos, la cirugía también es necesaria para corregir el reflujo vesicoureteral, aunque algunos niños se curan por completo por sí solos para cuando cumplen 6 años. 

Mientras tanto, para prevenir daños en los riñones del bebé, el médico le puede recetar una dosis baja y de larga duración de antibióticos para evitar que se repitan las infecciones urinarias. 

¿Hay alguna manera de prevenir las infecciones?

Algunos niños pueden ser propensos a las infecciones urinarias. No obstante, hay algunas cosas que puedes hacer para minimizar el riesgo de infección: 

  • Asegúrate de que tu bebé tome abundante líquido. Beber más líquidos hará que tu bebé orine con más frecuencia, lo que purgará las vías urinarias. Los líquidos también ayudan a prevenir el estreñimiento, que aumenta el riesgo de contraer una infección urinaria.
  • Si tu bebé ya empezó con los alimentos sólidos, ofrécele muchas frutas, verduras y cereales enteros, que son también muy buenos para prevenir el estreñimiento.
  • Si amamantas a tu bebé, continúa haciéndolo hasta que tenga por lo menos 7 meses de ser posible. Las investigaciones muestran que amamantar a un niño hasta los 7 meses puede protegerlo contra las infecciones urinarias (incluso después de haber dejado la leche materna) hasta dos años más.
  • Si tienes una niña, evita usar jabones agresivos y baños de burbujas, porque pueden irritar su zona genital. Y, cuando le cambies el pañal, limpia su zona vaginal de adelante hacia atrás, de modo que el efecto de las bacterias en la zona sea mínimo.

Mi bebé no está circuncidado. ¿Puede eso aumentar su riesgo de padecer infecciones urinarias?

Los estudios demuestran que la circuncisión ofrece algo de protección contra las infecciones urinarias, aunque los expertos aún no saben la razón exacta. Pero incluso la mayoría de los bebés que no han sido circuncidados no desarrollan infecciones urinarias. De hecho, una extensa investigación concluyó que se necesitarían 111 circuncisiones para prevenir una sola infección urinaria.

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